A pesar del innegable auge de las
tecnologías de la información y la comunicación, gran parte de los artistas, y los docentes de esta área (especialmente en el ámbito musical) han elegido mantenerse
al margen de estos recursos tecnológicos y optan por estrategias
convencionales.
Esta renuencia puede deberse a varios motivos: confianza y comodidad al
utilizar los métodos que ya conocen, falta de interés por conocer e implementar
nuevas estrategias, y desconocimiento de las oportunidades y beneficios del uso
de las diversas herramientas que ofrece la tecnología.
El portafolio electrónico es un
recurso digital a través del cual los usuarios pueden
recopilar y publicar evidencias de su trabajo y experiencia a través de
imágenes, videos, audios, etc. (Barberà,
2008). De esta manera se le permite organizar el material según los fines con los que haya sido creado y
el público a quien va dirigido. Esta herramienta, originalmente física, se ha
transformado a lo largo del tiempo, para adaptarse a las nuevas tecnologías
emergentes, con lo cual ha logrado posicionarse como un recurso de gran valor
en diferentes áreas, permitiendo la creación de
colecciones de trabajo, que pueden ser generales o clasificados en diferentes
áreas o temas de interés, exponiendo así, de manera creativa, el trabajo
generado y promoviendo la socialización del conocimiento, ya que es
una herramienta fácilmente publicable y que cuenta con un gran atractivo
visual, además de que permite ser constantemente actualizado.
Barberà,
E. (2008). El estilo e-portafolio. Barcelona, España: Editorial UOC
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